De manera inédita, niños, niñas y adolescentes con un familiar significativo privado de libertad pudieron dialogar en el Palacio de Tribunales con jueces y juezas, quienes los escucharon y respondieron preguntas sobre los conflictos a los que están expuestos, particularmente, en su relación con el sistema de justicia. Experiencias con el sistema de justicia, invitando a los asistentes a reflexionar sobre cómo se desarrollaron esos procesos y los desafíos existentes en la aplicación del principio del “interés superior del niño”.
La actividad denominada “Si Yo Fuera Juez”, se encuentra inserta en el Proyecto Acceso a la Justicia de Grupos Vulnerables que dirige el ministro de la Corte Suprema, Lamberto Cisternas y fue coordinada por la Dirección de Asuntos Internacionales y Derechos Humanos de la Corte Suprema (DAIDH) y la ONG ENMARCHA, la que ejecuta el programa de Estado “Abriendo Caminos” destinado a brindar apoyo psicosocial a los niños, niñas y jóvenes que tienen un familiar privado de libertad.
Los protagonistas participaron de un proceso de 4 meses, “en los que trabajamos la noción de la justicia y las vivencias de cada uno de ellos, y las consecuencias de tener un pariente significativo privado de libertad”, afirmó Luis Sepúlveda, director de Desarrollo de la ONG.
Reunidos en el Salón de Honor de la Corte Suprema, Lidia (13 años), Alonso (12), Jory (7), Alondra (9), Johan (11), Jorge (15) y Esperanza (14) dieron a conocer sus experiencias y sentimientos en su relación con la justicia, a través de dibujos, relatos, cuentos y videos, invitando a los asistentes a reflexionar sobre cómo se desarrollaron esos procesos y los desafíos existentes en la aplicación del principio del “interés superior del niño”. Alondra contó la historia de su padre y lo que significa para ella que él esté privado de libertad “No tuve vergüenza, porque pude decir lo que pienso, pensé en mi papá y en mí, y sentí que fui libre”.
La audiencia estuvo compuesta por jueces y juezas penales y de familia, el ministro de la Corte Suprema Lamberto Cisternas, la defensora de la Infancia, Patricia Muñoz y abogados y abogadas de diversas reparticiones públicas.
“La actividad fue remecedora, los niños con sus historias nos remecieron, y sentí que debemos incentivar que se generen coordinaciones para solucionar sus problemas concretos”, afirmó Nora Rosati, jueza del 2° Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago.
Al finalizar la actividad, Karla Fiedler, jueza del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Iquique, aseguró: “Nosotros los jueces somos los encargados de promover, proteger y garantizar el respeto de los derechos. Fue importante la iniciativa porque no lo habíamos visibilizado; y ellos nos interpelaron, expusieron con claridad, y humildad sus problemas”.
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