Cristina Carretero
Académica de la Facultad de Derecho de Universidad Pontificia Comillas de Madrid, España.
La pandemia de la denominada “Covid-19” nos ha ido dejando escenarios desconocidos, a nivel mundial y en todos los ámbitos, comenzando por la salud e inmediatamente seguido por un severo impacto en la economía.
El derecho constituye un común denominador en las regulaciones y decisiones de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial y tiene, por ello, un reflejo especial en numerosos aspectos de la vida. La transmisión de ese derecho de una manera sencilla y clara, comprensible por cada receptor, en definitiva, se convierte en una necesidad inmediata en tiempos de crisis.
La vertiginosa propagación de la enfermedad ha requerido la toma de decisiones que, entre otras cuestiones, ha conllevado elaborar, de manera extraordinariamente urgente, distintas normas; unas han previsto situaciones del futuro inmediato y otras han regulado la nueva situación que nos hemos visto obligados a afrontar súbitamente.
La expresión “legislación motorizada” ha cobrado, en este momento de nuestra historia, un sentido especial debido a la premura por regular todo tipo de cuestiones, desde medidas sanitarias hasta reformas laborales pasando por un distinto acceso a la justicia.
Es estas circunstancias de inmediatez y cierto caos generalizado, no hay, básicamente, tiempo para obtener informes, contrastar y coordinar normas para que las regulaciones no supongan una merma, aún más perjudicial, en el conjunto de la población. En todo caso, la técnica normativa no debería, en ningún caso, transgredir uno de los propósitos que le es inherente: la seguridad jurídica. Esa técnica debe velar por una comunicación del derecho que resulte comprensible por la ciudadanía.
En cuanto al acceso a la justicia, cualquier aspecto relativo a la misma debe expresarse de un modo tan sencillo y claro que no ofrezca ni dudas ni la imposibilidad real de tomar decisiones. Sencillez pensando en un ciudadano cuyo nivel educativo responda al del nivel medio de su país. Claridad tanto técnica -si se produce la comunicación entre juristas- como no técnica -si el destinatario no es jurista- y, en definitiva, comprensible, para que todo lo expresado, resulte inteligible sin dificultad. Habrá que procurar, en especial, la elaboración de mensajes accesibles en el supuesto de los grupos de población más vulnerables, como pueden ser los menores, mayores o personas con alguna capacidad reducida.
Uno de los aspectos, a mi juicio positivos, derivados de esta situación y con vistas a ofrecer una respuesta más ágil desde la jurisdicción, ha sido el aumento de las vistas o juicios telemáticos porque han brindado una pronta respuesta a los conflictos planteados. Pues bien, la expresión oral, que, frente a la escrita, goza de mayor rapidez y espontaneidad, propicia, con esta inmediación, una comunicación fluida y sencilla, en la que el factor de la visualización del lenguaje no verbal sirve, además, de complemento al verbal.
Por otra parte, pienso que resulta primordial potenciar los servicios públicos de asesoramiento y la asistencia jurídica gratuita ante esta coyuntura, tanto para orientar debidamente acerca de los derechos que nos asisten, como para decidir, con conocimiento, las consecuencias de nuestras decisiones. Así, ante un conflicto, nos pueden aconsejar, por ejemplo, dadas las actuales circunstancias, si resulta más efectivo y eficiente recurrir a una sencilla negociación, a una mediación o a un proceso ante los tribunales. Quienes trabajan en servicios de orientación y defensa jurídica gratuitas, son juristas especialmente preparados para comunicarse con la ciudadanía de un modo adaptado a cada persona que lo requiera y este es un servicio ciudadano y público que, en estos momentos, debería incrementarse.
En la medida en que nuestros derechos y alternativas se encuentren expresados, ya sea oralmente o por escrito, de un modo sencillo y claro, se propiciará y facilitará el acceso real a la justicia de la mayoría de las personas y una resolución de los conflictos que, ahora más que nunca, resulta vital.